La odisea de viajar en taxi

Eran casi las 7 pm y apenas estaba saliendo del trabajo después de un día de mierda. Me gusta mucho mi trabajo, pero la gente con la que a veces debo tratar convierten un día cualquiera en una patada en los huevos.

No seas machista, no le cedas el asiento a una mujer

Cuando tú otorgas tu asiento a una mujer en el transporte público (o en cualquier otro lugar) la estás considerando inferior, ya que asumes que ella no posee la capacidad suficiente para permanecer de pie unos minutos, a diferencia de un hombre, quien es excepcionalmente fuerte, competente, idóneo y apto para mantenerse varias horas de pie sin ningún problema.

Ya hablando en serio, la idea de escribir este artículo vino después de presenciar algo que ocurrió ayer en la estación del autobús, mientras yo esperaba que este inicie su recorrido.

Pocos minutos antes de que el conductor cerrara la puerta del autobús y empezara el viaje, se subió una señora de unos treinta y tantos años quien, al ver que no habían asientos disponibles, se dirigió hacia un jovencito que estaba sentado más o menos a la mitad del vehículo, y de forma demandante le dijo: “Permiso, me voy a sentar.”